NOTA:
El estudio de Francisco-Javier González de Riancho situa la «Civitatem Antiquam» entre Valberzoso y el Collado de Somahoz. Si tomamos en cuenta el orden en que se citan en EL Fuero, («Cotopedroso, aquella Casa de Campo, aquellos Llanos, y aquella antigua ciudad y aquel pradum porquerum, Cobas Regis, Penna Robra y aquel estrecho sendero por donde caminan los asturianos y cántabros, aquel Petrizo que está enclavado en el Valle Verzoso y aquel coto mediano«), sería más lógico pensar que esta ciudad antigua se encontrara entre Los Llanos y Pamporquero, posiblemente al abrigo de Peña Cildá. Pero esto es algo aún por descubrir…
SUMARIO
1.- Antecedentes
2.- Aparecen los restos de «Civitatem Antiqvam»
3.- Civitatem Antiqvam
4.- El territorio: elementos importantes que contiene
5.- El Fuero de Brañosera
6.- Relación de publicaciones consultadas
7.- Fotografías de la zona (las fotos no forman parte del estudio de Francisco-Javier González de Riancho)
por Francisco Javier González de Riancho
Edita: Asociación Cántabra para la Defensa del Patrimonio subterráneo (A.C.O.P.S.)
Apartado de Correos 685
39080 Santander
Coordinación Editorial, Diseño, Maquetado y Elaboración: Ramón Bohigas Roldan
Serie: Monografías Arqueológicas no 4
Copyright: Ramón Bohigas Roldan y Autores de los diversos artículos
Depósito Legal: SA-20-1992
I .S.B.N.: 84-404-9910-8
Imprime: Copisan S.C., C/ Ebro 8, 39008 Santander
1.- ANTECEDENTES
Conocí en algún momento lo que decía D. Rodrigo Amador de los Ríos en su libro España. Sus monumentos y artes. Su naturaleza e historia. Santander, relacionado con lo que a su vez escribió D. Ángel de los Ríos y Ríos sobre la existencia de un Dolmen en la sierra de Hijar o de Isar. En las página 97 y siguientes hace referencia a lo que D. Ángel creyó descubrir y publicó en el Semanario Pintoresco Español, tomo de 1857, p. 250 con el título de «El Dolmen de Abra«.
Pude leer este trabajo y tomó la decisión de conocer personalmente, subiendo, naturalmente, a Cuesta Abra, el conjunto de piedras que D. Ángel con tanta seguridad calificaba de Dolmen.
Un día de finales de Agosto de 1986, pude subir y conocer el Dolmen. También durante la larga subida, y con gran asombro por mi parte, fui encontrando piedras de molino, en cantidad increíble, abandonadas, y que alcanzaban la cota más alta de la subida en las cercanías del Dolmen. Formé como es natural un juicio de lo que vela, juicio que en verdad es motivo de otra historia; nada o poco tiene que ver con lo que estoy tratando.
Al regresar de la excursión, ya en las cercanías del pueblo de Salcedillo, al hablar con algún vecino sobre lo que había encontrado -las piedras de molino- nos dijo que también quedaban las ruinas de un pueblo antiguo en este valle, sin darnos ningún detalle más; únicamente podía interpretarse por el movimiento de su mano que las ruinas podían estar hacia el Este, hacia el pueblo de Mata de Hoz.
Al preguntar a aquellas personas cómo era posible recuperar las piedras de molino de los lugares en que habían sido labradas y habían quedado depositadas, conocí lo que ahora expongo, pues seguramente ha de ser de aplicación en otros casos. Las ruedas están en sitios sin ninguna accesibilidad, en garmas de piedras o en pendientes muy fuertes, con imposibilidad total, antes y ahora, de tener acceso ningún vehículo. Me contaron que después de las grandes nevadas y, endurecida la nieve por heladas, generalmente muy fuertes, dada la época, subían y construían en el sitio con arbustos muy fibrosos unas rudimentarias basnas que arrastraban con gran facilidad, con las ruedas de piedra colocadas encima, hasta el valle. Naturalmente que hablan dejado grandes palos clavados en el terreno para conocer fácilmente las situaciones donde las piedras labradas estaban depositadas.
En aquellos días mi amigo Tello García, con gran amabilidad por su parte, me invitó a conocer el Valle de Olea, y en tres excursiones me enseñó iglesias románicas, torres, puentes -alguno romano-, restos de calzadas también romanas, etc. Entre los puentes que vi uno fue el de Rojadillo, sobre el río Camesa. Este puente, supuestamente romano, había servido para facilitar el paso de la calzada romana que se movía desde el Campo de Mercadillo, y después de atravesar el río Camesa alcanzar el Collado de Somahoz, descender a Campoo buscando el puente de Nestar sobre el Rubagón, continuando por Suano y la Frontal de Soto hacia Cabuérniga para alcanzar el Mar Cantábrico.
2.- APARECEN LOS RESTOS DE «CIVITATEM ANTIQVAM»
Interesado por este tema, y conociendo el Fuero de Brañosera, recordé que uno de los topónimos que se manejan en el documento, y que con los demás delimitan el espacio de terreno que el Conde Munio cedía para su explotación, era precisamente «ILLAM CIVITATEM ANTIQVAM». Intenté documentarme con algunos libros y planos de la región sin ningún éxito.
El paso siguiente fue en un plano actual, hoja 17-6 (Tudanca) del mapa militar de España 1:50.000, y tomando como centro Brañosera dibujar un circulo como de 4 kilómetros de radio.
He dejar constancia que ya los lugareños me habían dicho que aquellos terrenos, en verdad una meseta muy amplia, encerrada entre el río Camesa por el sur y al norte por la carretera actual que desde el pueblo de Salcedillo por Somahoz enlaza con Campoo, lo llamaban «Payo». Este topónimo aparece en el plano militar que antes he reseñado. El círculo de cuatro kilómetros lo hice pasar por el «Payo». Esta voz figura en el Diccionario Espasa, donde se dice: «PAYO/YA: Etim. del Lat. pagensis, del dat. Pagos, aldea/Ad. aldeano». Es decir, que con este topónimo sigue evocando en la actualidad la población que allá existió.
El resultado fue importante; pude identificar claramente los siguientes topónimos en el plano: Penna Robra, la actual Peña Rubia; Pradum Porquerum, Pamporquero; Valle Berezoso, Valberzoso. Cova Regis, según Alcalde Crespo corresponde al actual lugar llamado Covarrés, en las estribaciones del oeste del Valdecebollas; Illum Planos, Los Llanos. He asimilado CIVITATEM ANTIQVAM a «Payo».
Estos nombres de forma armoniosa y con continuidad encierran un gran territorio. Precisamente y casi exactamente el actual Municipio de Brañosera. Ante esta realidad debe de quedar anotado que en el año 824 existía algo tan definido como para merecer ser manejado como topónimo, llamándolo «Antigua Ciudad». Acompañó el plano no 1 en el que he dibujado el discurrir de la calzada romana y la relación de topónimos para mejor comprensión del tema. Como ya he señalado anteriormente se destaca gráficamente en este plano 1 la coincidencia exacta del territorio delimitado por los topónimos del Fuero y el actual Termino Municipal de Brañosera. Ello demuestra una vez más la solidez y pervivencia de las delimitaciones de grandes territorios a través de siglos y generaciones (Fig. 1).
El siguiente paso que habla de dar no podía ser otro que la búsqueda de los restos que quedasen de la «Antigua Ciudad». No tardé mucho en conseguirlo, fue una búsqueda en la que empleé tres días.
En un castro de grandes piedras, aparecían los restos de amurallamiento y otros detalles que señalaban, sin duda, la realidad de alguna ocupación humana, grandes ruedas perfectamente circulares, entre otros. Para mí, no tiene duda que «Payo» es la situación de la «Civitatem Antiquam» del Fuero de Brañosera (Lám. I, 1).
Aparece un enigma ¿Por qué no se aprovechó lo que aún quedaba de esa antigua ciudad? y ¿Por qué los Foramontanos hubieron de crear otra villa en Brañosera?
Pueden existir algunas explicaciones. Una que estimo puede ser la que más se acerque a la verdad es la siguiente: por el lugar elegido para ubicar Brañosera quedaba fuera, alejado de la antigua vía romana, fácil penetración hacia la Cantabria de alguna embestida armada. Brañosera en realidad quedaba muy tapada por sierras, brañas y bosques, de merodeadores de cualquier orden que fuesen.
Los propios Fueros dicen que por esa vía se movían los asturianos, naturalmente de las Asturias de Santillana. Es mas que posible que, a poco mas de un siglo del desembarco de los Árabes, y a apenas 70 años de las «razzias» de Alfonso I y su hermano Fruela, ese camino que fue romano sirviera mas para lo militar que para otra cosa. También pudo ocurrir que «Payo» estuviera tan destruido que no mereciera la pena.
Hasta aquí he explicado cómo encontré las ruinas de Payo, la antigua ciudad del Fuero: empleando mis conocimientos del terreno en que me movía, buscando en ese territorio algo, la ruina de una antigua ciudad de la que sabía a través de libros y noticias vagas de los lugareños, y empleando tesón y sobre todo fe, al creer con firmeza en las noticias que tenía.
3.- CIVITATEM ANTIQVAM
Los restos que quedan a la vista de CIVITATEM ANTIQVAM están situados en territorio de Cantabria, perteneciente al pueblo de Mata de Hoz; una alambrada separadora de pueblos, y en este caso concreto también de regiones, no deja lugar a la duda sobre esta ubicación. Al borde del terreno unos grandes crestones forman en aquel territorio, como una isla rodeada de la altiplanicie (Fig. II). Esta formación de piedra rocosa tiene como 200 mts. de larga por una anchura variable, entre 10 y 15 mts., con alturas muy diversas desde cero hasta 6-7 mts. Su eje mayor se orienta en sentido norte-sur. El conjunto adopta una forma muy particular puesto que se ven como dos murallas de rocas en cierto modo paralelas, dejando entre ellas un espacio que a modo de muy ancho pasillo, totalmente irregular en sus bordes y con nivel inferior a las crestas rocosas que lo defienden, recorre todo el conjunto. Los dos murallones de piedra no tienen continuidad, quedando vanos entre las rocas. Hacia el interior puede accederse por los dos extremos (Lám. I, 1 y Fig. III).
Fuera de ese pequeño territorio, naturalmente defendido como he explicado, quedan crestones menos importantes, sueltos. Debe de destacarse la alineación de grandes piedras que cierra por el Este el campo que limitan por el Oeste los restos de la muralla. Este campo de forma aproximadamente cuadrangular, de 30 a 40 m. de ancho por aproximadamente 100 m. en la alineación Norte-Sur, es lugar donde supongo hubo de asentarse el poblado principal.
En el exterior del castro, en la orientación suroeste, se ven restos de piedras que titularé arqueológicas, agrupadas en diversos amontonamientos, en los que algunas de ellas están labradas con diverso carácter. Grandes ruedas, y al calificarlas así me refiero tanto al diámetro que en algún caso sobrepasa el metro, como a su grueso entre 20 y 40 cms. Estas piezas están perfectamente canteadas. Otras piedras tienen forma tipo menhir, apiramidadas, de 1,40 metros de altura, apareciendo varias en el mismo grupo, rodeando seguramente algún enterramiento a juzgar por las superficies que han debido de delimitar cuando erguidas estuvieron (Lám. I, 7).
Como ya he dicho estas agrupaciones son exteriores al recinto cerrado que ha tenido el castro.
Aparecen restos de habitáculos, están marcados en el plano nº 3 con números 1 encerrados en un círculo. Todos estos restos de habitáculos están en todo caso dentro del recinto cerrado por rocas y murallas. Estoy convencido que el campo actual del extremo sur del castro contuvo, como ya he dicho, el agrupamiento de cabañas más importante de la aldea de pobladores, ¿prerromano*? (Lám. I, 3-4).
Naturalmente que la excavación que algún día se efectúe demostrará, estoy convencido de ello, este supuesto mío. He tratado de dibujar en el plano 3 con colocación bastante aproximada a la realidad los restos que quedan en superficie de 8 elementos-vivienda distintos.
Esto que yo llamo habitáculos son pequeños rectángulos, siempre rectángulos, como de 3’50 metros, con paredes de mampostería, con fábricas distintas en algún caso. Al hablar de fábricas me refiero a anchura de paredes, trabajo de las piedras o colocación de las mismas.
Entre estos restos aparece muy destacado el marcado con la letra A y ello debido al cierre del rectángulo por su viento Norte. Se realizó con una sólo piedra de grandes dimensiones. Tiene forma rectangular rematada por casi media rueda con diámetro de 2 m. y altura de 1’70 m. fuera de tierra. El grueso de la zona rectangular alcanza los 50 cms., teniendo algo menos la parte de media rueda, quedando hacia el interior un resalte. En ese mismo plano 3 he dibujado un detalle a escala en el que puede verse con más realidad que mi explicación este impresionante elemento.
La labra de esa piedra con las dimensiones que he expuesto y forma, hubo de ser obra compleja y que seguramente se ejecutó así por razones ideológicas que no soy capaz de entender. También el traslado hasta el sitio donde hubo de ubicarse y su enclavamiento en tierra entiendo que no fue tarea nada sencilla.
No he visto en superficie restos de cabañas de tipo circular.
Un elemento destacable de este conjunto, de esta «civitatem antiquam» son las murallas.
Ha de separarse inevitablemente la muralla del extremo sur del conjunto y que por el Oeste cerraba el castro en el gran vano que existe entre rocas y que queda dibujado clarísimamente en el terreno en los restos pétreos que pueden verse, de las paredes amuralladas, construidas con grandes piedras y que trataban de cerrar los grandes o más pequeños vanos que entre rocas existen. Estos pedazos de muralla se señalan en el plano 3 con número 2.
He dicho anteriormente que los crestones no tienen continuidad, razón por la que para aislar el territorio interior del castro, por los vientos S. y O. obligadamente habían de cerrarse, estos a modo de portillos, con murallas tornadas de piedra de gran tamaño, colocada de forma irregular sin intentar conseguir en casi ningún caso aparejo determinado y naturalmente a hueso, sin ninguna clase de morteros de enlace de unas piedras con otras. En algún sitio se conservan bien, en otros se derrumbaron, apareciendo los mampuestos amontonados al pie, en derrubios más o menos aparatosos (Plano 3; Lám. I, 3).
En cuanto a la gran muralla del extremo Sur, que cierra el castro por el Oeste en ese extremo, es tema distinto aunque confluyera a la misma finalidad de cierre o amurallamiento de aquel conjunto pétreo.
Aparecen en el terreno, entre los puntos que un el plano nº 3 se marcan, los restos de lo que ha debido ser la muralla de cierre del territorio situado al sur de este conjunto.
En el plano nº 4 dibujo un detalle cercano a la realidad de lo que ha debido ser la alineación de esta muralla exterior. Hoy se ven grandes piedras, más bien sillares alineados, que seguramente son cimientos o hiladas más bajas de esa construcción. Ha tenido forma de zig-zag, como puede verse en el plano nº 5, y llega a enlazar exactamente con los grupos de rocas de los extremos del vano que esta muralla cerraba. Por la parte interior de la misma queda una zanja continua como de un metro de ancha, yo interpreto ese elemento como algo que hizo durante nuestra guerra civil a modo de parapeto o trinchera aprovechando los bloques o sillares que existían por su orientación Oeste. Pocas dudas tiene para el que esto escribe que esa trinchera procede de la época que he dicho y que nada tiene que ver con los restos que quedan de la muralla de cierre.
Se aprecia muy claramente el acceso al castro, por el encuentro de esta muralla con las rocas que delimitan el vano por el Norte. Quedan los restos del paso hacia el interior, a un pequeño espacio, desde donde -a través de murallas- se salía a terreno libre. En el plano nº 5 he intentado dibujar lo mas cerca de la verdad posible este elemento importantísimo e interesante que completa el sistema de murallas. No es posible decir que aparejo tenia esta muralla de cierre; en lo que queda no se ve resto alguno de morteros de enlace, tampoco se aprecian, por los menos yo no lo he conseguido ver, huecos en las piedras para una posible sujeción con grapas, técnica que los romanos emplearon en algún caso. Si he visto, alejado de esta muralla, un sillar que indudablemente ha tenido el hueco necesario para su acoplamiento con otro inmediato, cosa que puede hacer pensar en alguna ocupación de esta «civitatem antiquam» en la época prerromana.
Otro elemento que también he dibujado en el plano nº 5, es el cierre de una zona por muros, puesto que quedan los cimientos de los tres lados del rectángulo que cerraban, el cuarto se conseguía con el adosamiento natural de esta estructura a la roca. Puede verse lo que yo entiendo ha sido la entrada o acceso a ese pequeño espacio cerrado, la anchura de los cimientos es grande, se mueve entre 80 cms. y un metro y, cerca de él, es donde aparece el sillar que podría considerarse como de procedencia romana (Fig. 4; Lám. I, 2 y 6).
Desaparecieron indudablemente las murallas o edificios que debieron de existir, erguidos, característicos y capaces en su existencia de podérselos calificar como de ciudad. No parece muy homogéneo que en el s. IX se califique de «civitatem antiquam» un castro cántabro o celta, habría de tener mucha más entidad que la que ahora vemos.
Muchas de las piedras que faltan estarán colocadas en invernales o pequeños edificios inmediatos, también cierres de fincas medianamente alejadas que rodean este conjunto. En principio ha debido ser un castro cántabro o celta (?). Su ubicación es tremendamente defensiva en el territorio, que disponía de las cosas que aquella gente necesitaba, como agua, piedras, madera, caza, pesca o tierras que podrían transformarse en cerámica cocida. Posteriormente debió existir una ocupación romana. Apuntan a ello los restos del edificio rectangular del que anteriormente he hablado. Posiblemente en esta ocupación romana es cuando se construyeron los edificios que formaron la ciudad.
Los visigodos en forma episódica y pocas veces pisaron esta provincia. La ocupación árabe ha de desecharse, la historia de esta época bien conocida lo rechaza. Quedan en realidad solamente los romanos como posibles constructores de lo que ya no existe y el Fuero de Brañosera no ha olvidado.
No debe de desecharse que esta «civitatem antiquam» haya sido en realidad una mansión; debo de recordar la vía romana que su movía cerca de los restos arqueológicos que hemos descrito y que atravesando el puente de Rajadillo buscaba Somahoz para después culminar el paso que descendía a Campoo.
Si en el año 824 estaba abandonado, solamente cántabros, romanos, visigodos o árabes han podido utilizarlo anteriormente. Ha de pasarse después al siglo XX y a la Guerra Civil para pensar que otra vez se utilizaron aquellos restos coyunturalmente por algún pequeño destacamento de vigilancia de cualquiera de los bandos en lucha. En cate caso su utilización ha debido ser muy corta y totalmente ocasional.
Como dato que pueda tener algún interés recordar la existencia de algo que puede calificarse de dolmen en Cuesta Abra, elevación realmente cercana a «civitatem antiquam».
En las cercanías del Payo hay restos de un antiguo alfar, situado a 400 mts. de este castro.
También puede decirse que en cerramientos de fincas de aquellos contornos hacia el Sureste pueden verse piedras grandes remodeladas que en algún caso han podido ser estelas de cementerio prerromano.
Solamente una excavación podrá aclarar la historia de la «civitatem antiquam» del Fuero de Brañosera.
4.- EL TERRITORIO: ELEMENTOS IMPORTANTES QUE CONTIENE
Entiendo es necesario facilitar en este trabajo detalles en relación con algunos elementos que he manejado, cono pueden ser el Fuero de Brañosera, el puente de Rojadillo, la vía romana, el territorio.
En las cercanías de Brañosera existe un monte o pico Cildá, palabra de origen latino que puede derivar de cibda o ciudad. Esta palabra en esta situación geográfica confirma el paso de los Romanos por aquel territorio con el recuerdo aún vivo después 2.000 años.
La situación estratégica de este territorio es muy buena, una amplísima altiplanicie limitada al este por la depresión que ha formado en milenios el río Camesa. Por el norte, la Sierra de Hijar dejando en la parte baja de Peña Ensillada el paso de Somahoz, somo que los romanos utilizaron para el discurrir de la calzada; la delimitación del territorio se mueve por el cordal de la Sierra de Iger; Cuesta Abra, Peña Rubia, Peña Astía, Sestil, terminando por ese viento en el topónimo actual de Cobarrés (Las Cobas Regís del Fuero), situado en la estribación oeste del Valdecebollas. Por el oeste la delimitación habla de moverse por la zona alta de Montañas-Valdecebollas y el Cueto, alcanzando Pamporquero, lugar situado entre el Pico Sestil y el Cueto. Por el sur, con línea incierta cerrando por el cordal -Campo Mayor, Sendo y Ujapero- alcanzaba Los Llanos (Illos Planos) y el Petrizo de Valberzoso, determinando en cierto modo un cuadrángulo bien definido pero irregular, como de unos 47 kilómetros cuadrados (alrededor de 4700 hectáreas). Dentro de este territorio una importante vía de trafico, la antigua vía romana, algún río y arroyos, grandes bosques de robles, piedra de buena calidad, caza y abundantes pastos, también y a juzgar por los restos que quedan, tierras adecuadas para obtener pastas de arcilla con las que cocidas en hornos obtenían cerámicas. Terreno tremendamente dominante sobre el resto del territorio, sobre todo hacia el este, oeste y sur; el norte más cerrado por la Sierra de Ijar.
Algunos muretes para contener tierras se ven, formando con ellos grandes superficies planas que han debido de aprovecharse para sembrar cereales. Es sitio de clima muy duro, con grandes nevadas o heladas fuertes. En el estío, seguramente, mucho sol y calor.
Un elemento fundamental para la identificación de los restos arqueológicos por mi encontrados con la «Civitatem Antiquam», es, sin duda, el paso de una antigua vía, Inicialmente romana, por sus inmediaciones. En el libro Campoo escrito por D. José Calderón Escalada, en su capitulo XVIII, dedicado a las vías romanas a través de Campoo, en la p. 197 y siguientes, copiado textualmente: Vía II, que enlaza con ¿Octaviolca? (Vía 1 es la que designa así Segisamo-Portus Blendium, Sasamón-Suances, debiendo aclarar que lo escrito entre paréntesis es debido a mi). Hoy Campo de Mercadillo, casi con seguridad Miliada. Restos: puente de Rojadillo, sobre el Camesa recién nacido; quinientos metros de calzada, strata vía, en el Collado de Somahoz; puente en Soto de Campoo y trozos dispersos de vía en los puertos de Palombera.
Gonzalo Alcalde Crespo, en su libro La Montaña Palentina. t. II, La Braña, pp. 235 y siguientes, describe, en primer lugar, una posible vía romana que pasando por el puente de Nestar, alcanzaba el valle de Valberzoso, atravesando el Camesa por el Puente de Rojadillo.
En aquella zona debía unirse con otra vía que procedía de Olea. Ahora copio textualmente: Pasando este empalme con otra de las vías secundarias, esta sube hacia el cinto de la Hermandad atravesando el collado de Somahoz, probable ruta de Foramontanos por sus buenas condiciones de acceso, ya que las cumbres que le rodean oscilan entre los 2.000 mts. de altura y este paso se queda en los 1.200 mts.
De este collado baja a los valles de Suano y Cabuérniga, ya en Santander, llegando a Población de Suso.
Aunque si es cierto que no podemos atestiguar con pruebas fehacientes la existencia de esta vía, si podemos decir que realmente esta fue una arteria de comunicación hacia los pastizales de verano del campamento de la Legio IV Macedónica.
Probablemente, su mayor apogeo fuese a partir de la Reconquista por sus condiciones geográficas, que permitían un fácil acceso a las tierras de Campoo de Yuso, cuando los emboscados montañeses pisaban los talones a la morisma en su retirada de los últimos reductos de la Península Ibérica, continúa el Sr. Alcalde Crespo.
Concluyendo, queremos exponer las razones que nos hacen mantener la opinión de que el origen de esta vía de comunicación parte de época romana.
En los tres mil primeros metros, la vía se encuentra delimitada por grandes lajas de caliza colocadas a ambos lados de su recorrido. Algunas zonas conservan grandes losas pavimentando los terrenos endebles y de fácil escorrentía, y en otras, la pavimentación se ha realizado con bloques irregulares de piedra.
En el paso de Somahoz se aprecian restos de una perfecta pavimentación, muchos de los cuales han desaparecido por los trabajos de infraestructura de la carretera que une el pueblo de Salcedillo con Reinosa, pero, en realidad, quedan restos fácilmente apreciables. Todo ello, junto con la existencia en su recorrido de dos puentes de clásica factura romana, creemos que apoya esta teoría y nos permite el que introduzcamos esta vía dentro de las numerosas obras públicas que dejó el Imperio Romano en nuestra piel de toro (Hasta aquí el texto del Sr. Alcalde Crespo).
Podrían citarse noticias de otros autores y veríamos que esencialmente todos coinciden en lo principal, aunque puedan divergir en los detalles; aparecen dos topónimos fijos, el puente de Rojadillo y el Collado de Somahoz, situados precisamente al sur y norte de El Payo, precisamente.
El puente ¿romano? de Rojadillo está construido sobre el río Camesa. En el plano que se incluye, se marca un itinerario del camino que pasa por el Payo, buscando por el Norte el paso de Somahoz, por el sur el Campo de Mercadillo. En el puente de Rojadillo se conserva bastante bien algún resto que podía proceder de la vieja calzada y relativamente bien la fábrica del puente y el contrafuerte para apoyo del único arco, en uno de los bordes del río. Este aparece construido con fábrica de piedra sillería, de gran solidez y en cierto modo bien conservado. Por el acceso sur tiene los restos de un muro que fue preciso ejecutar para elevar el nivel del terreno y conseguir que la calzada discurriera en aquel punto prácticamente horizontal, por encima del puente, al mismo tiempo que defendía el tráfico de posibles riadas. Tanto la bóveda como el arco están francamente bien ejecutados con maestría.
D. Gonzalo Alcalde Crespo en su libro ya citado, dice lo siguiente de este puente : «Su magnifica fábrica a base de recia sillería bastamente labrada, da gran consistencia a toda la obra, la cual ha resistido los embates de las aguas del Camesa, río que en esa zona es un gran torrente.
Sus pilares están formados por once hileras de sillares regulares, hasta la mampostería que ocupa el medio metro de la parte superior tiene una altura de 5 m. y una longitud de 10 mts., con una anchura da 4 mts. El diámetro máximo de su único ojo es de 5 mts. Todas las medidas son perfectas, lo que nos da a conocer la exacta estructura realizada por el artífice».
Se encuentra en un buen estado de conservación, aunque necesita algún retoque».
5.- EL FUERO DE BRAÑOSERA
«El Fuero de Brañosera (Braña Osaria en su acepción medieval) es probablemente uno de los más antiguos de que se tiene noticia. Fechado el 15 de Octubre del 824, es otorgado por Munio Núñez y su esposa Argilo, señores de aquellos pagos».
Este párrafo está copiado íntegramente de lo escrito por D. Gonzalo Alcalde Crespo en su libro La Montaña Palentina. T. II La Braña.
También dice el Sr. Alcalde «Este fuero tiene carácter de Carta-Puebla (carta populationis) ya que en él se fija la concesión en forma de pacto de un lugar y tierras que poblar. El texto íntegro se copia a continuación.
Texto integro de la Carta Puebla o Fuero de Brañosera. Año de Dios 824. 15 de Octubre
«Sea en el nombre de Dios. Amen. Yo Munio Núñez y mi esposa Argilo, que buscanos el Cielo y recibiendo la merced entre osos y cacerías solemos fomentar poblados, hemos llevado para poblar a vosotros Valero, Félix, Zonio, Cristóbal y Cervelo y a todos vuestros descendientes y os regalamos para poblarle, aquel lugar que se llama BRAÑA OSARIA, con sus montes, sus ríos, sus fuentes, frutos, valles y os señalamos como límites los sitios conocidos con los nombres de Cotopedroso, aquella Casa de Campo, aquellos Llanos y aquella antigua ciudad y aquel Pradum Porquerum, Cobas Regís, Penna Robra y aquel estrecho sendero por donde caminan los asturianos y otros comarcanos, aquel Petrizo que está enclavado en el Valle Berzoso y aquel coto mediano y os daremos yo el Conde Munio Núñez y mi mujer Argilo, a ti Valerio, Félix, Zonio, Cristóbal y Cervelo los mismos a vosotros o aquellos que vinieren a poblar la villa de Braña Osaria, los aprisionen y de las cosas y ganados que hallaren entre sus indicados límites, hagan la otra mitad para los hombres de la villa de Braña Osaria y todos los que llegaren a poblar la Villa de Braña-Osaria no den doncellas ni guardias a los Castillos y solamente paguen el tributo que estuviere a su alcance, al Conde que estuviera en el Reino; y hemos poblado por debajo y junto a los arbustos del campo de huesos de la iglesia de San Miguel Arcángel, y legamos tierras junto a la misma iglesia, a derecha e izquierda en sufragio de nuestra alma. Yo Munio Núñez y mi mujer Argilo, si algún hombre después de nuestra muerte, se burlaré de mi o mi mujer Argilo ante los hombres de la Villa de Braña-Osaria, dentro de los montes y términos que en esta escritura suenan, de sus bienes pague tres libras de oro en juicio con la parte que corresponde al Conde que estuviere en el Reino y esta escritura tenga firme ratificación. Fue hecha esta escritura en el señalado día 15 de Octubre, feria tercera de los idus de Octubre, corriente la era 862 y reinando el príncipe Alfonso Rey y siendo Conde Munio Núñez. Yo Munio Núñez y mi esposa Argilo hemos firmado en esta escritura, el palafrenero, con Armonium, presbítero. Mónito. Ardegacamna. Vicente y Tello. Ablaza. Valerio como testigos».
Es la traducción que figura en el citado libro. Me atrevo a discrepar en un punto concreto: en el Fuero se escribe «et par illa discurrent Asturianos et Cornecanos». La traducción dice Aquel estrecho sendero por donde caminan los asturianos y otros comarcanos. No parece que deba traducirse Cornecanos por Comarcanos, sino por Cabuérnigos o tal vez Campurrianos.
D. Bernardino Martín Mínguez en su libro Salpicaduras Histórico-Literarias, al estudiar el tema de los Condes de Castilla, facilita datos históricos a través de documentos que aporta sobre el Fuero. Creo que pueden tener interés para mejor conocimiento de documento tan importante pura la historia de Cantabria. El libro lo editan en Madrid en el año 1915, Hijos de Reus Editores.
En verdad y fundamentalmente su trabajo va dirigido a demostrar que los Condes Castellanos en ningún momento fueron independientes del reino de León; para ello estudia documentos de la época para a través de lo que en ellos se dice conocer y saber sobre la dependencia o independencia de estos condes Castellanos.
Metódicamente y apoyándose por una parte en la relación elaborada por el parte Enrique Flórez, España Sagrada, t.26, de quien dice que en verdad fue el que inició y dejó trazado un proyecto similar sobre los documentos de esos siglos IX y X, y por otra el padre Sota, que en su libro Príncipes de Asturias y Cantabria y en su página 47 aparece la lista de condes y años que mandaron.
La relación que publica el Sr. Martín Mínguez está clasificada por años facilitando mucho el conocimiento del tema. Naturalmente que los documentos que figuran en este trabajo son aquellos en los que aparece por alguna razón Brañosera y sus fueros o están en este punto relacionados:
- Año 824.- SW dice en España Sagrada t. 26, p. 66, Monio o Nuño Núñez, poblador de Brañosera (Sandoval en los Cinco Obispos…. p. 292).
- Año 882.- Nuño Núñez. En este tiempo cuidaba de Castro-Xeriz. D. Nuño Núñez, que la despobló, dejó un yermo, retirando la gente, etc., cuando pasó el Campo de los Moros para ir hacia León.
Este Nuño Núñez fundó a Brañosera. En las coplas del Fuero aparece la «Era discurrente LXII», faltando DCCCC (año 962 de la Era) y 924 año de Cristo, lo cual pueda ser, puesto que dicho fuero de Brañosera está confirmado por Gundisalvo Fernández en la era 950 o sea año de Cristo 912, si así fuera resultaría confirmado el Fuero por Gonzalo, antes de haber sido hecho y dado por Nuño.
Se puede entender lo ocurrido suponiendo que la L=50 de las copias debe da ser una X, así tendríamos DCCCCXXII (922), año de Cristo 884, dos años poco más o menos después del desmantelamiento de Castro-Xeriz.
En 909 aparece un documento siendo Conde: Moret, cree O. Bernardino, que con gran acierto le da en esa época como Conde de Castilla. Entra esas dos fechas, 882 y 909, transcurren 27 años (MARTIN MINGUEZ, 1915, p. 50).
Sigue el Sr. Martín Mínguez diciendo: Y este hombre tan notable en la Historia Cántabra, es precisamente el famoso Nuño Rasura del que dice la crónica rimada del Cid.
Se citan en ella dos personajes «el uno fue Nuño Rassura, el otro Layn Calvo ¿E porque dixieron Nuño Rassura este omne?
En otro documento en el año 882 al hablar de Nuño Núñez se dice «porque cogió de Castilla Sennas e Minas de pan14. Valga la indicación Sennas e Minas de pan. También muchos textos latinos nuestros de donaciones, suelen tenar escrito Scala o Scalas Argénteas, en vez de Scaphas o Scapha. Minas hay allí; no de pan, las famosas de Barruelo, al poniente y al sur de Brañosera, y del Rubagón «Arubaconte Nomen Accepit», dice un texto romano.
Continúa, el Sr. Martín Mínguez: Año 909.- Reinaba D. Alfonso en Oviedo siendo conde en Castilla Nuño Núñez; en el mismo año y mes de Febrero era «Munnion Comete in Castella et ad regiam partem (Figura en Carta de Cardeña)».
Los datos que a continuación figuran en este trabajo, a través del Sr. Martín Mínguez están tomados del padre Sota:
- Diego II (Rodríguez) fue conde los años 877, 883 y 884. Este conde, por orden de Alfonso III pobló a Burgos en el año 884. Se le llamó Porcelos, palabra que dice de significación torcidamente interpretada es verdaderamente Puricellus, o sea doncel, joven, mozo; Diego el Doncel.
- En 897 tuvo el condado Gonzalo Téllez.
- En 899 fue conde Nuño Núñez, a la vez que Gonzalo Fernández desempeñaba el de Burgos ese mismo año.
En 903 es Rodrigo Fernández quien manda en el condado. Teniendo en 909 el condado Nuño Núñez como anteriormente ha quedado expresado. Gonzalo Fernández gobierna el condado en 912 y 913, en 914 es Fernán González el conde gobernante mientras Gonzalo Téllez domina en Cerezo.
Estos datos son fiables para D. Bernardino Martín Mínguez.
En el año 899 el P. Flórez dice que es Nuño Núñez el conde dominante .
Prosigue sus referencias el Sr. Martín Mínguez en su libro, páginas 90 y 91: El Fuero de Brañosera lleva una celeridad muy grande. El primero que lo publicó a lo sabido hasta el día (el día a que se refiere es 1914) fue el Sr. Obispo Sandoval. En el Fuero aparecen como fundadores Monnio (o Nunio) Nunniz y su mujer Argilo. Los encargados de poblar y cultivar el territorio fueron Valero, Félix, Zonio Cristuébalo y Cerbello. Reinaba D. Alfonso y el fundador era Conde. El documento en cuanto a fecha no dice más que Era LXII. Abajo de los fundadores, roboran ocho personas por sus nombres y ocho cruces.
D. Bernardino afirma que la carta no es original.
Posteriormente el conde Gonzalo Fernández confirma el documento en 912.
Fray Valentín de la Cruz en su libro Fernán González, p. 30, facilita parte del texto de esta confirmación: Yo Gonzalo Fernández, conde, he visto una carta escrita para el pueblo y villa de Brañosera, copia de la que hicieron mis abuelos Munio Núñez y Argilo, señalando los fueros y términos de la dicha villa; y yo, reconociéndola, la restauro y confirmo para los vecinos de Brañosera. La firmó en la era 950 y Martín Mínguez calificó a Munio NuRiz y Argilo de abuelos suyos, Avi mei, o sea que Gonzalo Fernández fue hijo de un hijo o hija de Nuño y Argilo. En el documento aparecen tres testigos relevantes con sus respectivas cruces.
Ahora bien, en 889, 912 y 915, fue conde Gonzalo Fernández. Ya hemos dicho que en el año 912 confirmó el Fuero. Luego Munio Nuñez era abuelo de un conde desde 889.
Es posible que se exprese este hecho más claramente diciendo que si en 889 Gonzalo Fernández era conde, Munio Núñez tenía un nieto conde (Gonzalo Fernández) en ese año 889. Este Gonzalo Fernández ¿Será el mismo del año 824, reinando Alfonso II?. Veamos. Desde 824 a 889 discurren 65 años y hasta el 909 van 85 años, suponiendo que Munio tuviera 20 años antes de ser conde en 824, contaría en el año 909 nada menos que con 105 años. Esto no parece probable, luego debemos aceptar que se trata de dos personas distintas con el mismo nombre.
Otro problema distinto sobre este tema es el siguiente (MARTIN MINGUEZ, 1915, p. 91): El conde Fernán González en el año 965, justamente con su mujer la condesa Dña. Urraca, confirma lo hecho por sus abuelos, Avi mei, Mounio Nuñiz y Argilo. El Fuero de Brañosera lo fundan Monnio y Argilo que confirma su nieto Gonzalo, lo vuelve a confirmar su nieto Fernán. D. Bernardino dice que no pudo usar las palabras «Avimei». A no ser digo yo que como actualmente ocurre al hablar en tantos casos de algún antepasado se empleé como hoy se hace «mis abuelos» y sin embargo se trata de tatarabuelos, en 2º o 3º grados.
En 998 es el conde Sancho García el confirmante. Este conde de Castilla (MARTIN MINGUEZ, 1915, p. 91): declara que vio una carta de sus bisabuelos «Meos Avos Gundisalvo Fernandiz et Fernando Gundisalviz.
La primera consecuencia que puede obtenerse es la de estar escritas en una misma membrana las escrituras de fundación y las confirmadoras, lo que bien pudo ser, aunque la verdad es que faltando las originales no se puede asegurar definitivamente.
Al Sr. Martín Mínguez las confirmaciones del Fuero no le gustan, desconfía de la exactitud de la copia, sobre todo cuando en la última consta que Gonzalo Fernández y Fernán González fueron abuelos suyos: et de neos avos Gundisalvo Fernandiz et de Fetdinando Gundisalviz et cognooco ista carta de neos avos.
Cuando se ha escrito «lata carta da aeos avoa», callando bisavios tal vez se pueda entender que la carta de fundación andaba suelta.
A continuación y para más claridad he condensado unos nombres y unas fechas:
Fuero de Brañosera Era LXII (15 Oct. 824)
Confirma Gonzalo Fernández Año 912
Confirma Fernán González Año 965
Confirma Sancho García Año 998
Munio-Hijo ó Hija-Gonzalo Fernández-Fernán González-García Fernández-Sancho García.
Fray Justo Pérez de Urbel, Historia del Condado de Castilla, t. 1, nota 30 de la página 120, señala que los Fueros han sido repetidas veces editados y estudiados, entre otros por Serrano, Sandoval, Muñoz y Romero, Llorente, etc. Sigue diciendo que Barrau-Dihigo trata en alguno de sus libros con demasiada dureza este documento. El padre Serrano rechaza las dudas en cuanto a la fecha que ha expresado Barrau y expresa la gran posibilidad de aceptar la fecha pues no es inverosímil que en 824 se estableciesen pobladores en aquellos macizos donde nacen el Ebro y Pisuerga. Sánchez Albornoz tampoco acompaña a Barrau-Dihigo en sus criterios, a lo sumo puede estar errado en la fecha e interpolado en las palabras «anubda» e «infurción». El nombre del conde Munio Nuñez aparece en diferentes documentos en años distanciados. Sin embargo, se demuestra que han sido personajes distintos el que puebla Brañosera en 824, el restaurador de Castrogeriz en 882 o el que en 912 repuebla Roa.
El original estaba depositado en el Archivo del Monasterio de San Pedro de Cardeña. Lo copió Sandoval en su libro Cinco Obispos. En el Archivo de Silos existe una copla sacada directamente del original que se conservaba en Arlanza en el s XVIII
Es definitivo. El fuero da los límites exactos del territorio cedido a los colonos y usa la expresión «Ciudad Antigua» como un punto geográfico más para delimitarlo.
6.- RELACIÓN DE PUBLICACIONES CONSULTADAS
ALCALDE CRESPO, G., La Montaña Palentina. t. II. La Braña.
AMADOR DE LOS RÍOS, R., España. Sus monumentos y. artes. Su naturaleza e historia. Santander
CALDERÓN ESCALADA, J., Campoo
CRUZ, Fr. Valentín de la, Fernán González.
MARTIN MINGUEZ, Bernardino, Salpicaduras Histórico-Literarias.
MUROZ y ROMERO, Tomás, Colección de Fueros Municipales y Cartas Pueblas.
PÉREZ DE URBEL, Fr. Justo, Historia del Condado de Castilla.
RÍOS y RÍOS, A. de los, Semanario Pintoresco Español. 1857.
SOJO y LOMBA, Fermín, «De Re Toponímica. Comunicaciones en Cantabria».
7.-Estas fotos no forman parte del estudio de Francisco-Javier González de Riancho. Tomando los datos de su estudio nos hemos acercado a la zona y esto es lo que hemos visto. ¡Que lo disfrutéis!